martes, 21 de junio de 2011

Extremos del Mundo , de Ignacio Braulio Anzoátegui

Editorial Espasa-Calpe, 1942


Para ser justos diré que, desde que me hice con “Genio y Figura de España”,  estoy totalmente enamorado de la prosa de Don Ignacio, si bien es cierto que sus rimas nunca me han impactado, su ensayo es de una belleza sublime, de un estilo limpio y de un sentido del humor fuera de serie.

Hacía mucho tiempo que no conseguía nada de este autor, y visitando hace un par de semanas la librería Alcaná del madrileño barrio de Tetuán, pude conseguir este trabajo, editado en 1942 por Espasa-Calpe,  en perfecto estado y por tan solo 2 Euros…no me decepcionó.

Este trabajo supone una recopilación de 9 ensayos, que recogen a su vez 9 clases distintas de temática, pero reflexionadas por la sagaz habilidad del autor a la hora de introducirse en lo espiritual de cada tema. ¿Qué clase de relación con la espiritualidad y el alma puede tener una reflexión acerca de lo que significa ser un hombre correcto, un caballero y un dandy? Pues créanme que el autor es capaz de descomponer cada minucia, estudiar cada movimiento e investigar cada paso, y conseguir ofrecer al lector una autopsia perfectamente conseguida acerca de ello, siempre desde una perspectiva luchadora, mundana y católica.

Como decía, el libro consta de 9 ensayos, El primero de ellos se trata de “El hombre correcto, el caballero y el dandy” de donde no dudo que el buen Padre Alfredo Sáez sacó ideas para prologar el Genio y Figura de Anzoátegui, pues resulta de lo más esclarecedora su reflexión acerca del moderno hombre correcto, del caballero y del termino medio que supone el dandy, a quien trata con un cariño casi desmedido en mi opinión , “Niñez y desnudez de Lope de Vega”, donde a la par que se introduce en el cuerpo y alma del autor, lo hace también de la España que lo vio vivir y morir, de su estilo de vida , de sus capacidades y de sus limitaciones. En la tercera parte dedicada a “El Arcipreste de Hita” encontramos una radiografía de temas bastante apartados quizás por los autores católicos (el lector del arcipreste sabrá a que me refiero), un homenaje a Chesterton en “El novelista del hombre”, quien por aquellas fechas recientemente había fallecido. En relación a su quinto ensayo, “Vocabulario del espectador de cine”, quizás dude por un instante y casi me abstengo de leerlo, pero finalmente me presté a ello y no pudo ser más acertada  la decisión, una de las reflexiones (y desgloses) más divertidas que he leído en mi vida y que recomiendo fervorosamente, el autor no deja títere con cabeza y el lector se lo pasa como un niño a lo largo de sus páginas que siendo sincero, finalmente se hacen excesivamente cortas. El sexto ensayo , “Carta a Mariano José de Larra”, supone la plasmación que de la visión del autor supone el, ya extinto, romanticismo y la figura en demasía actual de la desesperación del hombre. En “La caballería y el Renacimiento” juzgo que quizás sea demasiado incisivo con el bueno de Cervantes, pero que desde luego no le falta razón cuando trata acerca de lo que supuso para el alma del hombre ese cambio de filosofía que se produjo con el , muy cuestionablemente llamado, Renacimiento, y donde no se olvida de la que fue una de sus figuras más representativas del alma hispana y de él mismo, Don Quijote de la Mancha. Los últimos dos ensayos, “Poética y política de Garcilaso” y “Epílogo en el corazón de Buenos Aires” , en mi opinión ya pasan más desapercibidos y no por falta de excelencia, sino porque resultan eclipsados por el resto. 


Desde luego, el autor nos ha legado sus reflexiones, donde a base de rizar el rizo y de dar vueltas a aspectos que la mayoría hubiésemos pasado por alto, consigue relacionar desde la visión católica menos apologética y más terrenal, algo que nosotros jamás pudiésemos haber tan siquiera imaginado y que nos muestra lo que buenamente denomina “Extremos del Mundo”.

Indispensable.

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