Desconfía de quien ante todo adora y
sacraliza su generación, porque despreciará todas las pasadas con la misma saña
con la que en un futuro cercano, previsiblemente, otros parecidos a ellos,
juzgarán los actos de los que ahora están santificando el momento.
Desconfía de quien ante todo adora y sacraliza a los que ya no están vivos, porque despreciarán todo lo presente con la misma saña con la que en su tiempo otros parecidos a ellos, juzgaban los actos de los que luego santifican una vez muertos.
Desconfía de quien ante todo adora y sacraliza el futuro, porque despreciarán todo lo presente y lo pasado con la misma saña con la que el amante del progreso indefinido juzga su tiempo y su pasado.
Desconfía de quien ante todo adora y sacraliza a los que ya no están vivos, porque despreciarán todo lo presente con la misma saña con la que en su tiempo otros parecidos a ellos, juzgaban los actos de los que luego santifican una vez muertos.
Desconfía de quien ante todo adora y sacraliza el futuro, porque despreciarán todo lo presente y lo pasado con la misma saña con la que el amante del progreso indefinido juzga su tiempo y su pasado.
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