Todos los que gozasteis de aquel afán eterno,
todos los que sentisteis aquella inquieta vida,
dadnos vuestras espadas y vuestras claras plumas,
vuestra fe, vuestro esfuerzo, vuestras rimas.
¡Y venid con nosotros en afán de combate
a sentir nuestra empresa y a gozar nuestro día...!
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