Dice mi amigo Conrad que las causas perdidas no queman a los caballeros andantes que han hecho de ellas su blasón; que lo que queman son los bachilleres, los barberos descreídos, las tías calculadoras y las putas faltonas. Pero, por sobre todos ellos, los señoritos con éxito que se dedican a torear caballeros andantes.
El fracaso suele venir acompañado de una gran belleza ... pero siempre hay alguien dispuesto a joderla.