Hijos de la cólera, bastardos del odio... merodeadores impíos, acechan, aguardan, esperan el desfallecer de los ancianos pórticos que conducen al último bastión de una raza ya extinta, una raza de gigantes ; guardianes de extensos territorios durante siglos, estandarte de imperios forjados con dolor, sangre , sudor y fe...mucha fe.
No hay misericordia para ti ni para mi, la mortalidad del tiempo es infinita, lenta y agónica... sin distinciones, sin perdón, incorrupta e irónicamente, terminando por corromper la materia en todos sus estados. Llegó su hora, llegó su fin en forma de óbito. Los cimientos sucumben ante hordas de bellacos que violan y saquean sus entrañas sin miramientos, ignorando los desgarradores lamentos que parecen emanar de las arterias de sus tumbas... momentos de adiós ante la gloriosa España.
lunes, 7 de marzo de 2016
De pie entre las ruinas (V)
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