Cada semana de 2015 se trabajaron 3,5 millones de horas extra no cobradas, esto es más de la mitad del total de horas extra trabajadas, que bien podrían definirse como horas esclavas. Entre quienes más lo sufren son las personas con un contrato a tiempo parcial, mujeres/madres en su mayoría. Las horas extras no cobradas -las horas esclavas-por este grupo de asalariados ha crecido un 67% desde 2008.
En España la mayoría de la gente que trabaja a jornada parcial desearía trabajar a tiempo completo, mientras que en Holanda la mitad de la población trabaja a jornada parcial y muy pocos desean hacerlo a tiempo completo. El problema no es la jornada parcial, el problema son los salarios bajos, la falta de derechos, la imposibilidad de conciliación familiar, ausencia de poder de negociación colectiva fruto de unos sindicatos de clase, la obligación de verse trabajando a jornada completa cobrando como una parcial.
De hecho, según la OCDE trabajar menos horas aumenta la productividad. La mejor forma de pensar el trabajo pasa por pelear el derecho a la familia, la necesidad de recuperar nuestro tiempo.
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