martes, 27 de marzo de 2012

Reflexiones castellanas: Patriotismo y nacionalismo (II)

Pregunta un amigo: ¿Qué existió antes del nacionalismo?




El patriotismo clásico y verdadero, limpio de cualquier visión nacionalista, lo definiría como el amor de un individuo hacia lo suyo con una afección cordial y espontánea. Es la consecuencia de la relación del hombre con Dios y con la tierra; con la tierra por medio del amor hacia las realidades terrenales y con Dios por medio de la Caridad que empuja al individuo a amar a quienes le rodean, y no solo amar sino también a caminar junto a ellos, creando así una misión teándrica de redención propia y de la tierra. 

Podemos entenderlo de forma análoga a como la propia naturaleza humana por un lado posee los complejos instintos y sentimientos de corazón y sexo para que el hombre pueda fielmente cumplir con su función familiar y como continuación a ellos, se da naturalmente en el hombre el sentimiento patrio para que pueda cumplir espontáneamente su misión de amor y caridad hacia todos los hombres, empezando por los más próximos. 

Es decir, de la misma manera que el amor familiar no excluye el amor a la patria, tampoco este elimina el amor a toda la Humanidad.

En cuanto al nacionalismo, es el error que aporta la cosmovisión del Estado ligado a una tierra, relativizando esta y aportando al propio sistema político una connotación casi divina que lo hace convertirse en un monstruo. Como ha confirmado el amigo Irmao, no se da siempre el caso e históricamente se han sucedido los casos en los que el sistema administrativo y gubernamental de una patria han coincidido con su territorio, religión y cultura. No obstante en mi opinión son coincidencias que no deslegitiman sus realidades, pero son coincidencias . De todas formas, ni nación ni estado representan dos invariantes humanas que puedan identificarse con el valor perenne de la Patria. 

Ahora bien, la Patria, para todo cristiano y por muchísimo que la amemos, no es definitiva, es transitoria, situación por la cual un hombre puede sentirse terrenálmente a lo largo de su vida, y siempre por medio de la Caridad y vocación superior, unido a otra patria (véase el caso de los misioneros por ejemplo).La Patria es entonces la comunidad natural que posee una cierta unidad geográfica, un cierto destino histórico y a la cual cada hombre se siente y está vinculada de forma personal. En la Patria coexisten varios elementos, el geográfico, el histórico, el psicológico y el espiritual, siendo el histórico y el espiritual los más importantes y todos ellos forman juntos el camino que desde el individuo lleva a Dios pasando por las cosas.

En relación a lo anterior, en la nación (entendida desde su perspectiva liberal o moderna) únicamente existe por fuerza el psicológico, a veces actuando los demás, pero no necesariamente. Así pues tenemos ejemplos de naciones cuya composición cultural y religiosa es anormalmente heterogénea, naciones basadas en sistemas étnicos (no culturales, religiosos o históricos) o en puros y duros sistemas administrativos definidos y delimitados,... tenga tiempo el que leyere este párrafo en imaginar la cantidad de combinaciones y sus ejemplos en la actualidad.

A modo de resumen, la Patria estuvo siempre junto al hombre en su camino hacia la creación de una comunidad y como elemento u objeto útil para la redención , por lo tanto el patriotismo es intrínseco al ser humano sano y capaz. El patriotismo existió siempre, y se ha ido desarrollando junto con el hombre.

martes, 6 de marzo de 2012

¡Olé! tus cojones

Juan José Padilla

La muerte baila flamenco,
en las arenas de una plaza...
dialogan toro y torero,
poniendo en el ruedo sus almas.
La muerte baila flamenco;
con muletas y una espada,
y los pétalos del ruedo:
son capotes y mortajas.
La muerte baila flamenco;
con banderillas ensartadas,
lleva la muerte en su aliento...
el frío beso de una espada.
¡Ole, ole buen torero...
corre, esquiva y ataca,
que en los cuernos de ese fiero...
está la muerte anclada!
La muerte baila flamenco;
con cantaores y guitarras,
en la punta de los cuernos
o en el filo de una espada.
La muerte danza en el ruedo;
vestida con traje de gala,
trae la muerte en su apero:
rosas rojas en su danza.
¡Dios te cuide buen torero!
y guíe tu mano y campaña...
por la senda de tu sueño...
"La Macarena te acompaña".-

domingo, 4 de marzo de 2012

Ecos de hispanidad (Amado Nervo, Méjico) (II)



Guerrero y Fraile.

Paseó dondequiera su airón de plumas,
sus mesnadas briosas y sus pendones,
y, ansioso de conquistas, a cien naciones
sometió al vasallaje que las abruma.

Después, atormentado por la reuma,
que no por religiosas meditaciones,
confinó sus guerreras inclinaciones
en la celda de un claustro lleno de bruma.

Allí comiendo el blanco pan eucarístico,
vegeta, consumido de tedio místico,
delira del combate con el estrago;
a la voz que le manda llorar su hierro
contesta con taimado : desperta ferro,
y en vez de Jesucristo reza a Santiago.


América y sus enigmas (y otras americanerías) de Torcuato Luca de Tena


Una interesante aproximación a la temática más discutida del Descubrimiento.

 
Editorial Planeta (2ª Edición) 1992
 
Independientemente de otros temas cuando uno lee a quien hizo de su vida la escritura y además goza con ello no puede sino más que degustar lo que tiene delante. Ese es el caso que me atañe ahora mismo, por que cuando tomé , no sin ciertas reticencias, este trabajo y comencé con su lectura no pude hacer otra cosa que disfrutar y degustarlo como un niño al que acaban de regalar un algodón de azúcar.

Es un trabajo exquisito que nos muestra el alma hispanista de su autor, una intencionalidad y potencialidad divulgativa fuera de serie acercando hechos históricos, sociológicos y culturales al lector de forma divertidísima y  sin rebajar el nivel lo más mínimo.

El ensayo consta de tres partes bastante diferenciadas, la primera y en mi opinión más potente nos acerca a los enigmas del continente americano, desde las profecías clásicas hasta las medievales pasando por Séneca, Raimundo Lulio o Dante; el enigma celtibero y tarteso americano, la gran mentira nórdica y anglosajona del mapa de Vinlandia y la leyenda (de origen católico por cierto)  sin base histórica del descubrimiento y pseudo-colonización vikinga en el continente americano. Más que interesante apartado acerca de la realidad o el mito de Sánchez de Huelva o la figura de Santángel en la empresa colombina y una más que interesante teoría, que por cierto solo queda en eso, acerca de la relación entre Asia, África y los primeros habitantes del continente hermano.

En cuanto a la segunda parte, a mi personalmente es la que menos me ha interesado, el autor nos trata de la historia española sumergida en América haciendo hincapié en los restos de nuestros naufragios a lo largo del continente pero con especial énfasis en el mar Caribe, donde nos expone los procedimientos utilizados por los norteamericanos para recuperar tesoros ocultos en el fondo del mar y dando especial relevancia al hecho de que suponen porciones de nuestra historia que están olvidadas por nosotros y casi la vergüenza que supone sean más estudiadas por naciones extranjeras que por la propia España o sus naciones hermanas hispanoamericanas.

De el sentimiento último que expresa el autor en el última párrafo al que me refería, nace el tercer capítulo dedicado a lo que el autor denomina “Otras americanerías (Cortés)”   donde Don Torcuato desmigaja las aventuras de los vascos en américa, en el océano Pacífico y el Asia (con especial referencia a las amadas Filipinas) , y presta especial atención al fenómeno antinatural que se ha originado a lo largo de los siglos en la figura del más grande entre los granes, Hernán Cortés, exponiendo de forma energética, vivaz y casi minuciosa la aventura de este genial hidalgo extremeño, desde tierras castellanas hasta mejicanas, dotando de base a la patria mejicana y, con el tiempo, enfrentándose no al olvido, sino a la mentira y el escarnio de su memoria. Cortés, un  hombre que según el autor (y el lector que escribe esta reseña) fue el conquistador más importante y grande que ha dado la humanidad, por encima de figuras como las de Alejandro Magno o Julio César, tanto por lo que conquistó, el elemento religioso y cultural que doto a lo conquistado (que paso a ser parte vital de esa vieja patria europea) y la perdurabilidad de su obra, a día de hoy visible. En fin, me pongo pesado con el tema de Cortés por que el autor incide mucho en ello y por que no le falta razón cuando afirma que somos un pueblo condenados por nosotros mismos, sin necesidad de leyendas negras ni demás zarandajas extranjeras.

Otro tema que desconocía totalmente y que resulta cuanto menos interesante es la brutal similitud existente entre las religiones americanas precolombinas y la cristiana; tema que el autor realza en varias ocasiones incluso aportando material de otros escritos suyos para plantear la hipótesis novelada que el denomina <<La Biblia maya y el Polpol Vuh cristiano>> .

Para terminar no podía el autor dejar de lado a las Canarias y , por supuesto, la figura que está presente a lo largo de este trabajo y de nuestra memoria, la persona de Cristóbal Colón al que nunca la Cristiandad estará lo suficientemente agradecida.

Las murallas de la ciudad, de Miguel Ayuso


Temas del pensamiento tradicional hispano.

Editorial Nueva Hispanidad (Argentina), año 2001
A mi juicio una de las mejores aproximaciones al tradicionalismo de raíz hispánica que he tenido el gusto de leer. Se trata de un ensayo ágil, con multitud de ejemplos y enorme perspectiva de lo que el tradicionalismo supone al pensamiento hispano, de cual es su base y a que problemas se enfrenta en el momento actual y se enfrentará en el futuro.

Son 8 capítulos, bien delimitados pero cada uno sucesor del siguiente en los cuales nos vamos a encontrar primeramente con las raíces intelectuales de la Revolución Francesa, y con ello como base explicativa del fenómeno de desintegración de lo que quedaba de Cristiandad. Como reacción a ello pueden ustedes imaginarse, el autor comprende y expone, sobre todo expone, las bases del pensamiento político español y el papel que la tradición ha desempeñado en él (Capítulo III). Este es a mi juicio el capítulo más interesante y de más valor del ensayo,  donde se nos muestra una genial síntesis de los autores más representativos del tradicionalismo hispánico hasta la mitad del siglo pasado, y por ello los más influyentes en el actual. Desde la aproximación psicológica de R.Gambra, los perfiles políticos de Elías de Tejada, las acotaciones jurídicas de Álvaro D´Ors, Vallet de Goytisolo, José María Petit o Vicente Marrero…a la conclusión  final del profesor Ayuso.

El ensayo continua con un breve estudio acerca de Europa y la posición de España frente a ella, como realidad cultural pero también como desviación política y filosófica; de la mano de una breve aproximación histórica de la realidad española e hispánica nos encontramos el sentido primero del universalismo hispánico y su devenir lógico en un proceso aislacionista, la ausencia de nacionalismo español o una interesante acotación del pensamiento atieuropeísta dentro de la filosofía tradicionalista española actual.

El ensayo continua con el problema religioso y político español, otra aproximación histórica necesaria de la España entre los dos noventayochos y por último el cambio político y la libertad religiosa en el caso español.

En fin, un trabajo imprescindible para acercarnos al tradicionalismo en el plano puramente teórico, no sin remarcar que el grueso del tradicionalismo es pura vida (al autor incide en ello)  y sentido común.

Cuando éramos honrados mercenarios, de Arturo Pérez Reverte


 
Terminé este mediodía "Cuando éramos honrados mercenarios" de Arturo Perez Reverte, de Editorial Alfaguara. Es en resumen un libro con sus mejores artículos desde el año 2005 hasta finales del 2009. ¿Opinión? pues bastante ambigüa la verdad, por un lado hay artículos buenísimos y divertidísimos y por otro se aprecia una tendencia cada vez mayor del autor hacia el pesimismo y el hedonismo constante, y es que da la impresión de que él y solo él posee la razón absoluta, además que ofende bastante cuando habla de España como "pais de mierda", "Montaña de basura" etc y demás lindezas.

No me mal interpreten, este hombre siempre será de mis autores de novela preferidos , ya que crecí leyendo sus novelas y, mal que me pese, le tengo cariño, pero hay veces que se pasa de la raya en muchos aspectos, ya no solo en su terminología denigrante que a veces usa hacia España (cuando él mismo dice amarla pero hay temas a los que no se les conceden "patente de corso" señor Reverte) si no en los temas que trata en general; antes parecía que quería arreglar algo, influir bien intencionadamente con su obra, pero en este último compilado , ya no solo es que se haya rendido (que lo ha hecho) , es que se ha convertido en un amargado,un viejo cascarrabias, con razon unas veces, sin ella otras, pero un amargado...al fin y al cabo.

En fin, que no se lee mal del todo y no resulta pesado en absoluto, incluso tiene momentos de genialidad, pero desde luego que este señor ya no es sombra de lo que fue, una pena.
 
Reseña del 12 de Febrero de 2010

En compañía del Sol , de Jesús Sánchez Adalid


La Trepidante avenuta de Francisco Javier, aventurero y Santo.

Ya conocía este autor (ex-juez y actualmente sacerdote e historiador) desde que hace un par de años cayera en mis manos "El alma de la ciudad", una de las mejores novelas históricas que he leído jamás (ambientada en la Castilla del s.XII , en plena Reconquista) y tanto el estilo como el contenido de este autor me cautivaron. Por ello no dejé piedra sobre piedra hasta dar con más obras del mismo, "El Mozárabe", la genial trilogía "La sublime puerta", "El Cautivo" y "El caballero de Alcántara", etc.... por lo que al conocer la existencia de esta novela me lancé sin demora a adquirila y degustarla.

El resultado no pudo ser más satisfactorio, donde el autor nos sumerge de lleno en la Navarra de inicios del XVI (en extremo convulsa como ya sabemos) , la vida familiar de tan noble familia como la de los Jassú, la infancia de Francés (Francisco) , sus corredurías y anhelos bélicos, su vida en París, sus estudios, sus inquietudes adolescentes, etc... hasta llegar al hecho crítico en su vida cuando conoce a Ignacio de Loyola, su relación, su intromisión en el mundo espiritual y filosófico, su Fe, la creación de la gloriosa Compañía de Jesús, su estancia en Lisboa y la parte más trepidante de todas, su vuelo hacia lo desconocido, aquellos viajes por mar, el descubrimiento de culturas hasta la fecha desconocidas para la cristiandad, la dureza de esa vida y la labor evangélica realizada por uno de nuestros santos más significativos en cuanto a valores, honorabilidad y compromiso que representaron el glorioso siglo XVI español.

A todo lo anteriormente expuesto únanle el estilo de quien sabe escribir, el gancho del que conoce lo que cuenta con la pasión del que cree y ejerce magisterio, la documentación más exhaustiva del historiador y sobre todo, una de las historias más increíbles y heroicas que la humanidad una vez contempló.


"Si estas islas tuvieran maderas odorírefas y minas de oro, los cristianos tendrían el coraje de acudir y todos los peligros del mundo no les espantarían. Ellos son cobardes y apocados, por que allí no hay más que almas que ganar. Es necesario que la caridad sea más atrevida que la avaricia."

San Francisco Javier


Muy recomendado

Joseph Pearce: una carrera con el diablo; de Gonzalo Altozano

Biógrafo de Chesterton, de Belloc, de Tolkien, de Lewis, de Campbell, de Shakespeare, de Wilde, de Solzhenitsyn, a sus lectores les debe el relato de la agitada vida de otro gran escritor: la del mismo Pearce.


El diablo se mostró diligente con aquel adolescente furioso que ni creía en él -a los quince ya se declaraba agnóstico- ni había oído hablar de Fausto, pero que hubiera vendido su alma por dedicarse a tiempo completo al National Front, el partido de la derecha dura británica en los setenta y los ochenta. Solo un año después de rellenar su ficha de afiliación, Pearce era nombrado director de Bulldog, órgano de expresión de los cachorros ultras, y a los diecinueve era el miembro más joven de la mesa nacional.

Joe Pearce nació en el East End londinense en una época en la que la inmigración masiva -Enoch Powell tenía razón- empezaba a cambiarle la cara a la merry England, a la feliz Inglaterra. Pertenece, por tanto, a esa generación de chicos de barrio que para reafirmarse en la rivalidad no tuvo que jugar a policías y ladrones o a sioux y vaqueros al salir de clase, pues cada día se zurraba la badana con los asiáticos recién llegados.

Pronto encauzó Pearce su mala leche -“joven infeliz”, le llamó Auberon Waugh- militando en las airadas filas de la derecha hooligan, donde cualquier ración de violencia sabía a poco. Su adolescencia son recuerdos de manifestaciones callejeras que acababan en batallas campales con posterior visita a la comisaría o al hospital.

Pearce detestaba a los inmigrantes con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente. Y las reservas de odio que le quedaban las empleaba con los católicos. Había hecho suyo ese prejuicio tan inglés de que estos eran agentes al servicio de una potencia extranjera: Roma. Y luego estaban, claro, los terroristas del IRA, que se decían hijos de la Iglesia.

Tropas de asalto

La mejor expresión de su anticatolicismo fue su ingreso en la Orden de Orange, sociedad secreta cuyo único propósito conocido era amargarle la vida al papa. Fue durante aquellas expediciones al Ulster donde Pearce descubrió de verdad qué era la violencia. Allí conoció a paramilitares unionistas que le ofrecían gratis sus servicios de eliminación de objetivos políticos. Para rechazar la oferta sin herir susceptibilidades, Pearce hubo de ejercitarse en una disciplina desconocida por él: la diplomacia.

Es curioso, pero las vocaciones que con los años configurarían su carácter -la literatura y el catolicismo- ya se dibujaban en el Pearce más activista, más fanatizado. Su primer libro fue sobre Skrewdriver, la banda de rock nazi liderada por Ian Stuart Donaldson, y para la que Pearce llegó a grabar algunos coros.

En cuanto a su incorporación a la Iglesia Católica… Bueno, sencillamente le enfurecía que alguien pudiera pensar que por enfrentarse a los comunistas en las calles eran las tropas de asalto del capitalismo. “La única alternativa a Mammon no puede ser Marx”, se repetía atormentado.

Un amigo que sabía de su empeño por encontrar una tercera vía le aconsejó que estudiara el distributismo. Así que compró un libro de Chesterton, se sentó a leerlo y… cuál sería su sorpresa cuando descubrió que la mayoría de los artículos eran una defensa de la fe católica. Y más aún: que no tenía argumentos que oponer a los de Chesterton. El de Beaconsfield le llevó a Belloc, y a Lewis, y a Newman, y a Tolkien…

Luego vendría su primera declaración de fe (en la prisión de Wornwood Scrubs), y los rosarios en la soledad de su celda, y la puesta en libertad que puso punto final a su larga aventura ultra. Estaba harto de estar harto. Ya no quería entregar su vida a ninguna causa política; ahora solo quería darla por Cristo.

Hoy, echa la vista atrás y, como John Newton, sigue asombrado por la Gracia que echó raíces en el desierto de su alma, que salvó a un pecador como él.
 
 
 
G.Altozano 
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