Caminaba rápidamente hacia el ocaso la vida de Aparisi , y con vacilantes trazos dejaba estampadas estas palabras: "Ya lo veis; mi vieja manía; la reconciliación de todos los hombres de buena voluntad. Ya lo veis; cuando tomé por primera vez con vigorosa mano la pluma, escribía lo que ahora escribo cuando la pluma se cae de mi trémula mano: Sin la conciliación de muchos, no hay salud para España." (Aparisi Guijarro , Obras, t III pág 313)
Conocía la fuerza arrolladora que podía desplegar ese ejército nutrido y compacto de hombres, animados por los mismos ideales, y exclamaba : "Dadme todos los católicos españoles reunidos en un campo y la revolución no vive quince días." (Tomo III, pág 313)
Al pensar lo que hubiéramos sido y lo que hemos llegado a ser , más que por la fuerza del adversario, por el debilitamiento de las propias energías, fruto de nuestra obstinada terquedad y pequeñez de miras y de corazón, todas las lágrimas parecen pocas para lamentarlo.
Nosotros veremos lo que queremos.
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