Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que uno no siente la mezcolanza de cuerpo, espíritu y tierra hasta que no ha contemplado una tormenta lejana y ha percibido el olor a humedad casi primigenia de la tierra ardiente , suave y pura de La Mancha.
Castilla, que bonita eres.
Foto de Castillo de Garcimuñoz , Cuenca.
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