Nos enseñaba Don Zacarías de Vizcarra , como el excelso maestro que fue y , como los hombres que están llamados a la eternidad, seguirá siendo, la diferencia entre Hispanidad e hispanidad. En breves palabras, Hispanidad sería el conjunto de pueblos de raíz hispánica difundidos a lo largo y ancho del mundo, mientras que hispanidad sería la definición del conjunto de cualidades que distinguían a los pueblos hispánicos, a modo de espíritu común , salvando barreras geográficas y étnicas, por lo tanto, hispanidad sería el alma del hispano.
Poco tiempo después , grandes intelectuales de aquellas naciones hispánicas aportaron su granito de arena a la definición e ideal hispanista; Ramiro de Maetzu, García Morente, Gomá y Tomás, Rafael Gambra, Antonio Caponetto , Ordóñez, Miguel Ayuso, etc…fueron y son solo una muestra, sin olvidar a aquellos que precedieron al ideal hispanista , como Menéndez Pelayo , Donoso Cortés, Balmes y otro largo ect…
Del párrafo anterior extraemos varias certezas y algunas reflexiones. La primera certeza que surge al estudiar aquellos grandes doctores y maestros es la indisoluble relación que tiene el ideal hispanista con la tradición hispánica, heredada , asumida y desarrollada de distinta forma por todas y cada una de las distintas naciones hispánicas. De esta primera certeza se extrae otra que será quizás la de mayor importancia dentro del estudio de la filosofía del “ser hispano”, y es que el cristianismo es la base de esa tradición, por lo tanto no se equivocaba Don Zacarias al afirmar que cuando Europa se rompe por medio de la infame herejía luterana, la Cristiandad (y cristiandad) se resquebraja , y es allí en los territorios hispanos donde se produce el milagro, donde la se salva la Cristiandad y donde la cristiandad forja una realidad maravillosa de hermandad entre seres humanos, que por fe y convicción se saben iguales y capaces de todo, sin frenarles o importarles, como afirmara Maetzu, las diferencias raciales o geográficas. El hispano, blanco, negro, indio, mestizo o asiático, estaba llamado a la empresa más grande de todas, la defensa de la fe y la tradición, que por otro lado, en Europa, se hundía en la ciénaga.
Llegados a este punto me gustaría reflexionar acerca de un hecho clave tomando como muestra a Hilario Belloc quién afirmó en su obra maestra “Europa y la Fe ” que Europa es la fe y la fe es Europa, pero también fue su íntimo amigo Chesterton quien , como solía hacer el genio inglés, con guante blanco de seda corregiría a su amigo y colaborador, afirmando que la fe no entiende de fronteras y que la Cristiandad (aunque tocada) es la fe y la fe es la cristiandad. En este aspecto Belloc sin duda se equivocó, Europa ya no era la fe, salvó sus tradicionales lugares del sur y este europeo (sin olvidar heroicas excepciones como la irlandesa y determinadas zonas centro europeas) , la fe se salvó gracias al genio hispano, y en ese momento (y seguramente ahora) podremos afirmar taxativamente que el baluarte de la Cristiandad es América, la América hispana…con todas sus luces y sus sombras actuales , no me cabe la menor duda. Como diría Don Marcelino, esa es nuestra grandeza, no tenemos otra.
Tras disertar acerca de los puntos anteriores, principalmente en la fe y la tradición derivada lógicamente de ella, cabe la reflexión ¿Cuándo y por qué nace la hispanidad?
Aquí, en este punto es donde los grandes maestros no se pusieron de acuerdo. No seré yo quien , con mi humilde opinión, desacredite a nuestros pensadores, pero si me gustaría reflexionar sobre ello.
No creo que los pueblos pre-romanos ibéricos (Celtas, Íberos…) tuviesen demasiado que ver en la forja y temperamento de lo hispano, así como los demás pueblos asentados en la vieja Iberia (Griegos, Cartagineses, hebreos…); en mi opinión el germen de la hispanidad es Roma, con su sistema de gobierno, sus leyes , sus costumbres ampliamente aceptadas en suelo hispano, su filosofía y su amplia cosmovisión vital, pero ¿basta Roma para explicar el genio hispano? De ninguna manera, la historia nos deparará en un futuro la argamasa necesaria para ello.
Desde luego la fe es la raíz y la base de lo hispano, hecho indiscutible incluso para aquellos pobres hombres que no la comparten, pero ¿es Roma y la palabra de Dios la que explican nuestra identidad? Ya vamos entrando en calor, la pregunta se contesta con un “es posible pero no basta”, otras naciones compartieron este proceso, Francia sin ir más lejos, Italia, las Germanías, las islas Británicas y en general , salvo bárbaros reductos, todos los territorios del orbe romano lo compartieron.
Más tarde llegarían los visigodos, aportando quizás una pequeña parte, más adelante básica, a nuestra filosofía, y esa pequeña porción (exagerada hasta el ridículo por algunas personas) a modo de gestión social, parte en derecho, parte en la figura de la monarquía (derivada también de la degeneración romana en los rex territoriales) será importante pero tampoco definitiva, ni mucho menos. Además. No debemos olvidar que con los godos , llegó la herejía institucionalizada y , si bien más tarde se rehicieron, no aportaron más que problemas.
Ahora vamos a entrar en la cuestión que a todos los hispanos nos interesa, el año 711, la invasión musulmana, la resistencia, el ideal de tierra perdida, la filiación identitaria a la fe de Cristo, la Guerra Santa , la repoblación, …la Reconquista. ¡Ahí!, ahí es donde debemos mirar y comprender el nacimiento de la hispanidad, la forja de una patria más allá de los reinos (que más tarde sería Imperio) , el sentimiento de unidad única en la fe, el sentido de pertenencia a un mismo ente, en combate contra los enemigos de la fe, un destino común , la supervivencia de lo legado por los que precedieron.
Los hechos que suceden antes de esta invasión blasfema, son comunes a muchas regiones europeas, pero es esta batalla por la supervivencia la que forja un espíritu (o estilo como diría García Morente) común, basado en el derecho natural cristiano, en la igualdad y lo que derivaría en el humanismo hispánico, que tras alcanzar su meta en Granada y las Afortunadas, no pudo resistir el empuje del destino, lanzándose a la mar oceana , dio al mundo por orgullo y a Dios por obligación , la bendita esperanza de la salvación del hombre en América , y salvando las barreras , forjó un imperio que derramó su sangre (de toda raza y color) por la Verdad , hasta la extenuación, hasta que no pudo más, y cuando ese imperio desapareció, el trabajo , quizás, ya estaba hecho, la Patria hispana había nacido y sería indestructible.
Más adelante vendrán otros problemas, la Revolución , la Enciclopedia , la invasión, el prusianismo filosófico, el centralismo, el liberalismo….todo ello de la mano de los enemigos de la fe, y ahí vendrá la segunda parte de esta reflexión, ya sabemos de donde venimos, pero ¿Hacia dónde vamos?
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