No hace demasiado tiempo, estaba yo con el señor Embajador y
su señora, en la presentación del libro de un amigo, plena Castellana, con sus
ruidosas sombras y sus apagadas luces, el peso de la metrópoli caía sobre
nosotros y yo me sentía asfixiado. Durante el transcurso de una conversación,
el señor embajador me dijo <<en mi casa no hay televisión>> ,
siendo este hecho asentido por su señora, y yo, como hijo de mi tiempo, quede
sin palabras, perplejo. Desde entonces me dio por pensar (ya lo se, demasiado
peligroso) , llegando a la primera conclusión, <<pero que par de huevos,
¿podría yo?¿Quizás si…?>>, empezando una pequeña cruzada en casa donde el
enemigo tenía un potente aliado.
En otra ocasión y con motivo de una comida amistosa entre
correligionarios, otra vez envueltos entre los muros de la vida moderna e
industrial del polígono de Alcobendas, entre un ir y venir de camiones,
currantes y estudiantes, enfrascados en una conversación , el amigo Seneka va y
me suelta la bomba <<en mi casa paso de televisión, no tenemos>> . Reflexiono,
pienso, medito, razono, flipo…y llego a una conclusión, quiero quitar la
televisión de mi casa ¿por moda? Cualquiera que tenga un mínimo de sentido común
sabe que sería absurdo. ¿Por snobismo? Más absurdo si cabe ¿Acaso por que dos
de las personas con más coco y más reflexivas que he tenido el gusto de tratar
lo hagan? Quizás haya tenido algo que ver, no obstante, la respuesta es bien obvia, por
salud.
El final de la historia (de momento) es simple, se perdió
Jerusalén y con ella Tierra Santa, total, que mi casa sigue con televisión y
yo, que no pienso cejar hasta conseguirlo, me preparo, todavía herido y
abatido, para la siguiente batalla.
Estas paranoicas reflexiones a las que les tengo
acostumbrados, vienen a cuento por que esta noche, tras leer un par de capítulos
de (Modo pedante ON) “La
Epopeya castellana a través de la literatura española” de Menéndez
Pidal (ya saben, uno de mis preferidos), he decidido pasar un rato con mi mujer
frente a la televisión. Tras media hora de insufrible tortura viendo el
programa “Comer, Beber, Amar” de la cadena Antena 3 ,donde la sociedad que
retrata dicho programa es la más miserable, donde chavales y no tan chavales
aparentan estar más borrachos de lo que realmente están, donde chiquillas y no
tanto aparentan ser más golfas de lo que realmente son, donde homosexuales
ofuscados en ello aparentan serlo más de lo que realmente lo son…y donde un sin
fin de despropósitos intentan amarrar al españolito medio a la televisión
mientras es bombardeado con hedonismo, drogas, alcohol, sexo…. Sin control y
como muestra de desarrollo.
Decía, donde como mostrara Juan Manuel de Prada, se
encuentra la desembocadura empantanada de quien vive según la corriente y no
pierde un solo minuto en recapacitar ni plantearse nada, a mi me han entrado
una ganas enormes de nadar contra corriente hasta llegar a donde las aguas
brotan puras y me ha venido a la cabeza unas frases de Don Agustín de Foxá que
vienen a decir:
<<(…)Pasaban masas ya revueltas, mujerzuelas feas,
jorobadas, con lazos rojos en las greñas, niños anémicos y sucios, gitanos,
cojos, negros de los cabarets, rizosos estudiantes mal alimentados, obreros de
mirada estúpida, poceros, maestritos amargados y biliosos. Toda la hez de los
fracasados, los torpes, los enfermos, los feos; el mundo inferior y terrible,
removido por aquellas banderas siniestras.(…)>>
Solo que esta vez el mundo inferior y terrible no busca la
corriente e inicia una huelga, no lucha por lo que cree justo ,el mundo
inferior y terrible ya no está compuesto por gente aparentemente fea y sus
banderas siniestras no son las del color rojo. El mundo inferior y terrible nos
abarca y nos apresa, nos idiotiza y nos envilece, nos elimina nuestra condición
de seres humanos para convertirnos en payasos, drogatas, putas, maricas de
playa…y todo a través del invento más defenestrado, con más grandes
aspiraciones y con más nefastos resultados, ya lo saben ¿verdad? No he innovado
mucho, la televisión.
Pienso seguir peleándolo y hasta que rinda plaza mi señora
esposa, cargaré, cargaré y cargaré, voto a tal que lo haré…
Seguiremos informando.
Hace ya 5 anyos que en mi casa tampoco existe television. Ni se la echa de menos ni se la espera.
ResponderEliminarGran parte de la degeneracion de Occidente y la perdida de valores procede del mensaje manipulista que la television transmite.
Saludos.
Hombre, pues muchas gracias por la cita. En esto, como en tantas cosas, lo importante es no ir con prisas y que el asunto suceda por acuerdo matrimonial. Al poco de casarnos conocimos a un matrimonio que tenia 4 o 5 hijos que tampoco tenía tele e igualmente pensamos que eran un poco frikis. Mira tú. Ahora nos parece de lo más normal. Supongo que cuando finalmente consiga dejar de fumar me parecerá lo mismo.
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