«Esta es Castilla que hace a los hombres y los gasta», dijo hace siglos Alfonso Coronel. Y no era exaltación regionalista . Precisamente Coronel nació en Andalucía. Por eso su sentencia tienen independencia y adquiere plena actualidad. Castilla está haciendo hoy -como ayer y como siempre- los hombres.
Son tantas las visiones torcidas que, con negra pluma, escribió la rencorosa Generación del 98 , que muchos, muchísimos , consideraban a Castilla como a una valetudinaria senil y rendida, incapaz de ímpetu heroico.
Claro que los castellanos mejores no lo creían así . Imperturbables, recios y serenos, despreciaban la violencia de los escritores. ¿Para qué meter ruido a destiempo? se debían preguntar.
Castilla maneja como nadie la filosofía del silencio. Sabe callar mucho ,para poder hablar bien . Esto, además de muy sabio, es eminentemente castellano.
¡La gran lección de la llanura Castellana! ¡la del silencio! Más de tres cuartas partes del año , el campo, la llanura sufre impasible el reproche, la ironía de otras regiones que parecen decir a Castilla: «qué pobretona eres, qué hosca, te falta gracia.»
Castilla aguanta, aguanta, hasta que cada verano, y al conjuro de inmensas fuerzas latentes, se eriza de espigas rubias, y lanza opulentemente por España millones de oro de cereal, en un verdadero milagro de la multiplicación de los panes.
Como granos de trigo se han pluralizado los hombres de Castilla, y en pie de guerra han acudido siempre al frente del combate cuando se ha requerido; los primeros, porque Castilla siente bravamente la unidad: unidad geográfica de todas las provincias, unidas social de las clases , unidad de creencia religiosa.
Los castellanos siempre han acudido los primeros y siempre ,los que antes hablaban jocosamente de su pobreza y austeridad , agachan la cabeza, opulenta y altiva en otras ocasiones, y esta vez roja y atormentada de vergüenza. La historia no para de repetirse.
Interesantes líneas que escribiera Martín Abril ,con emoción , al inicio de la cruzada : «(...)yo he visto temblando de pies a cabeza por la electricidad misteriosa del amor a España, como Castilla, en pie de guerra y en pie de entusiasmo , camina hacia los frentes de combate ,cantando el himno inmenso de su austeridad y de su patriotismo. ¡Castilla! los campesinos, pobres y fuertes como monjes guerreros , han dejado a sus mujeres, a sus novias, a sus hijos quizá ,su casa humilde y su cama limpia, y con el último sol de la era, se han ido a buscar la verdadera España por los caminos eternos de la tradición y la historia.(...)»
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