Interesante adaptación de Don Joaquín Díaz de una de las piezas más peculiares de nuestro romancero tradicional castellano. Es interesante por muchas cuestiones:
1- Como dijera Don Ramón Menéndez Pidal, toda la obra cidiana se divide
en dos partes, la primera que es la púramente histórica (con sus más y
sus menos) recopilada en "El Cantar del Mio Cid" y en "El cerco de
Zamora", donde salvando las licencias poéticas, los historiadores
encuentran sucesos y hechos verdaderamente históricos sin grandes
exageraciones (como por ejemplo en la hermosa "Canción de Roland"
francesa) que es lo que diferencia al romancero medieval castellano del
resto de Europa. 2- Este
romance es a-histórico, es decir, no está recogido en ninguna fuente o
crónica el hecho de que Don Rodrigo acudiese a Santiago y , es más,
seguramente sea ya bajo-medieval (s.XV) por lo que más que un hecho
histórico refleja un sentir popular que se basa principalmente en el
concepto de penitencia y expiación de los errores y pecados de Castilla
(tan dolida durante la mayor parte del s.XV). Refleja una similitud
extraordinaria con la situación actual y aporta una exquisita metáfora
de los pasos que debemos seguir. Ya lo dijo San Lázaro en el
romance, <<Rodrigo, Dios bien te quiere y otorgado te tenía, que
lo que tu comenzaste crecerá de día en día>> Ya solo
queda que esta España (o los despojos que de ella quedan), se humille
ante Dios y solicite de nuevo a Santiago su intercesión, teniendo que
expiar demasiados errores, para que este triste pueblo vuelva de nuevo
al camino correcto...lo demás nos será dado por añadidura. ¡Esperanza!, ¡Santiago y Cierra España!
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