sábado, 3 de mayo de 2014

Amor verdadero (II)

Decíamos que el amor es saber darse al prójimo de forma libre y voluntaria. Y solamente el que ama puede llegar a ser feliz pues sin amor no hay felicidad.

Por lo tanto -y por lógica- lo contrario al amor será el egoísmo, el cual será incapaz -por definición- de dar la felicidad; en resumen, el egoísmo significa desgracia e infelicidad.

Agárrate que voy: en la teoría y en la práctica las 3 hipóstasis del egoísmo son: el individualismo , el nacionalismo y el colectivismo obligado... qué curioso ¡la Trinidad democrática!* (*Gómez Dàvila).

Llamadme loco si queréis , pero este camino tomado en dirección contraria nos lleva a aceptar obligatoriamente el sistema en el que el egoísmo funciona como base de la democracia y, a fuerza, la democracia debe funcionar como un impulso individual egoista , por lo tanto, incapaz de dar felicidad.

La democracia es la suma de millones de actos individuales infelices y egoistas.

Y todo este tinglado ¿para esto?

Yo NO soy demócrata.

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