miércoles, 22 de octubre de 2014

Mundo caníbal (III)

Yo sigo insistiendo en que la vida -según la anticultura moderna- corre demasiado deprisa y sucede como cuando la multitud/masa de los Simpsons pasa rápidamente de incendiar con antorchas una casa a reconstruirla.

En la vida política que funciona a ritmo del "trending topic", cualquier suceso que salte a la palestra, cualquier titular que aparece (las noticias no se suelen leer), automáticamente provoca un aluvión de reproches, reacciones depresivas o de fuertes alegrías, tan aparentemente intensas como efímeras. Todo parece que se va a la mierda o que se han conquistado los más ansiados deseos... en lo que dura un click.

La aceleración de nuestra vida/deseos/ansias/fe es una patología psicosocial propia del Mundo Moderno, funcional y arraigada al síndrome del teclado; todos hacemos de César y rápidamente justificamos el linchamiento o la idolatría.

Si hiciéramos un repaso sobre todas las noticias, falsas, verdaderas, o dudosas, y se tomaran en cuenta las reacciones iracundas en toda su expresión, no habría corazón que aguantase ese ritmo ni espíritu que no se cansase.

Nos quieren devorar.



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